Por:Julio Hernández López
Publicado en:www.jornada.unam.mx 2010/09/03
Apenas unas horas duró el falso esplendor palaciego del informe en familia que Calderón se regaló ayer. El vuelo sideral de las palabras con que el licenciado FC delineaba los perfiles y contenidos de un supuesto México de grandes logros topó rápida y estrepitosamente con la realidad real, con el México que va más allá del teleprompter (el sistema electrónico que coloca en un cristal, frente al orador, o conductor de noticiarios, los textos que éste leerá). Horas matutinas de gloria felipista en la burbuja de elite protegida militarmente con la abundancia de costumbre. Dueño de la acotada circunstancia, cómodo en ese pequeño círculo del gran poder, Calderón desgranó números, datos, comparaciones y superlativos para robustecer la especie de que la nación va bien, incluso mejor que nunca (aunque no lo parezca).
De todo lo dicho, en el ánimo de los pescadores empresariales asomaba como pieza a conquistar el tema de la analogía digital y la consecuente apertura de nuevas oportunidades de televisión abierta que permitirán al calderonismo negociar apoyo de los principales jefes del dinero para el tramo electoral venidero (Carlos Slim llevaba lentes negros, y este tecleador no podía dejar de pensar cinematográficamente en Scorsese). Al final de su recuento de éxitos, el licenciado Calderón se dejó llevar por la emoción e imprimió una fuerza oratoria notable a los pasajes en que habló de las gestas heroicas realizadas por otros mexicanos, de sus enseñanzas y de lo que esas hazañas significan en la traducción al derechismo vulgar.
Cierre discursivo a tambor batiente, casi diríase que a bayoneta calada, con los ya famosos exhortos mentalistas del Señor de Los Pinos que asegura que sí se puede lo que sea, con sólo desearlo, y que sistemáticamente hace converger todo planteamiento más o menos político en el campo de la "necesaria" acción armada contra el narcotráfico y que de una u otra manera acaba demandando la unidad en torno suyo que nomás no se da y cultivando el reproche de exculpación de que sin esa unión tan solicitada nos pueden pasar cosas feas. Al final, contento, pleno, sintiéndose consolidado, Calderón saludó de mano a la mayoría de los presentes (Marcelo, el de los huevos, continuó con su show desgastado y ridículo de eludir las palmas, el abrazo y la foto, aunque sólo es una coartada gráfica, pues la cercanía y el entendimiento son evidentes, políticamente fotografiados). Y entonces comenzó a diluirse la magia del momento (porque, a fin de cuentas, los cuatro años del re-cuento han sido eso, un momento, un instante...)
Porque más allá de las vallas, las murallas y el teleprompter, despuntó de inmediato el horizonte de la descomposición acelerada que vive el país ajeno a los discursos de celebraciones huecas. Son muchos 25 muertos en un enfrentamiento con militares, pero peor es saber que los narcotraficantes tienen sus campamentos de entrenamiento en forma, convertidos en ejércitos irregulares con altísima capacidad de fuego: población, territorio y poder, el verdadero narcoestado. Ya la aritmética funeraria precisará si ayer hubo récord de matanza en el México del triunfalismo calderonista. Y en Tampico era secuestrado Fernando Azcárraga López, un priísta que fue dos veces presidente municipal de ese puerto y que es primo del principal accionista de Televisa. Crítico abierto de la inseguridad tamaulipeca, confrontado con la directiva estatal del PRI que le adjudicaba la autoría de la derrota del tricolor en Tampico, donde triunfó el PAN con una candidata cercana a Azcárraga, que renunció al priísmo para pasar al blanquiazul, el ex alcalde sumaba su apellido y peso político a la lista de los personajes de elite que han desaparecido, entre ellos, desde luego, Diego Fernández de Cevallos.
Y seguía el remolino: el minisecretario de Gobernación, apellidado Blake, reconocía que nomás está "revisando" el caso del Instituto Nacional de Migración y su rejega yunquista Romero (cuyo esposo falleció en abril de este año); el cantante estadunidense Valdez Villarreal, conocido como La Barbie, seguía siendo usado en la remodelación de las historias del narco al gusto del cliente captor; los sindicalistas de tierra de Mexicana se manifestaban en el aeropuerto internacional capitalino; las lluvias y las inundaciones seguían exhibiendo la tragedia del aparato de protección civil de los gobiernos fallidos, el federal y los estatales, corroídos por la rapiña, inservibles y falsos, y el director ejecutivo del registro de electores decía adiós al IFE cuando está en proceso la delicada sustitución de credenciales con terminación 03, es decir, de las dos terceras partes de las hoy vigentes... ¡Ah, feliz informe de gobierno, licenciado de la ilusión!
Astillas
Murió Germán Dehesa, un hombre enamorado de los libros, el arte, el saber y el teclear (y el futbol). Sus columnas llevaban al final un recordatorio (digno de récord Guinness, por ser con seguridad la máxima persistencia de un escritor diario en un tema) sobre las andanzas impunes del ex gobernador del estado de México Arturo Montiel, a quien 1892 veces preguntó qué tal dormía, en una recurrencia fallida al posible cargo de conciencia que el tío y tutor de Enrique Peña Nieto podría tener por su historial de abusos y corrupción. En su Gaceta del Ángel, publicada en Reforma y otros diarios, Dehesa anunció hace pocos días que tenía cáncer y que seguiría escribiendo y trabajando, con un poco más de reposo, sobre todo porque los pronósticos apuntaban a que podría seguir adelante cuando menos por el resto del año. Un adiós respetuoso a Germán... Un caricaturista gringo, Daryl Cagle, ha irritado a algunos al mostrar en http://bit.ly/jigm9 una bandera tricolor con una águila rafagueada... El diputado Gerardo Fernández Noroña pronunció un discurso importante, duro en el estilo e igualmente firme en el contenido, a la hora de la irregular instalación del periodo de sesiones del Congreso de la Unión. En http://youtu.be/IB3R9DSRhVg puede apreciarse lo dicho por el claridoso legislador... ¡Feliz fin de semana!
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